viernes, 29 de enero de 2010

CÓMO PRESENTAR LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR




INTRODUCCIÓN

El tema de la presentación de la Orden Franciscana Seglar en los programas de formación y estudios de la Primera Orden y de la TOR, para el conocimiento, profundización, comprensión y aprecio de la OFS por parte de los religiosos de la Primera Orden y de la TOR, es un tema muy oportuno, importante y necesario. Daría dos razones, además de subrayar que sólo conociendo a la OFS, se la amará, y amándola, se la asistirá con cariño fraterno. La primera razón es la acogida que se debe dar a la OFS en los planes de estudio de los religiosos franciscanos, sería como otorgarle el carnet de identidad dentro de la Familia Franciscana. Pasaríamos de los breves resumenes del noviciado, considerándola como un simple apéndice de la historia de la Primera Orden y de la TOR, a otorgarle su puesto en la Familia Franciscana y en la Iglesia. La segunda razón nace del sentido de complementariedad en un mismo carisma, el de Francisco de Asís; o como se expresa la Regla de la OFS: la “recíproca comunión vital en las maneras y formas diversas de hacer presente el carisma del común Seráfico Padre” . Un carisma que, incluyendo a las religiosas, se manifiesta como un mosaico, mucho más rico, colorido y complementario que en el color monócromo de los frailes.

La inclusión de la OFS en los programas de formación de los religiosos de la Primera Oden y de la TOR aportaría una mejor comprensión de nuestra identidad en la Familia Franciscana, y nos otorgaría la ocasión de comprender la fuerza generadora del Espíritu, cuando uno, como Francisco, se deja invadir por Él. ¿Qué no haría el vendabal de comunión y corresponsabilidad en una Familia como la Franciscana?

La inclusión de la OFS en los programas de formación de la Primera Orden y de la TOR podría servir de sacudida a una formación demasiado genérica y difuminada, que parece funcionalista-pastoral, para vigorizarla y enriquecerla con la savia del carisma franciscano en todos sus matices.

Algunos de los aspectos que servirían de cimentación para la formación inicial y la permanente, los incluiría en los siguientes espacios: eclesiología del laicado -el franciscano seglar es un laico en la Iglesia-, su misión en la Iglesia y en el mundo, la historia y la espiritualidad de la OFS

ECLESIOLOGÍA DEL LAICADO

Me parece oportuno subrayar el aspecto eclesiológico del laicado porque la Orden Franciscana Seglar es una Orden Franciscana, como nosotros, pero con su peculiaridad laical. Porque los laicos, y por lo tanto también los seglares franciscanos, han recibido “el llamamiento del Señor Jesús: Id también vosotros a mi viña... La llamada no se dirige sólo a los pastores, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, sino que se extiende a todos: también los fieles laicos son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben una misión a favor de la Iglesia y del mundo” .

También porque la eclesiología del laicado guarda en sí un “riquísimo patrimonio doctrinal, espiritual y pastoral sobre la naturaleza, dignidad, espiritualidad, misión y responsabilidad de los fieles laicos” .

LA ECLESIOLOGÍA POSTCONCILIAR

En la eclesiología postconciliar se habla de profundas transformaciones en la eclesiología del Vaticano II y de una nueva imagen trazada por el Concilio, donde el laicado -sirve también para el franciscano seglar- crece en su toma de conciencia del don y de la corresponsabilidad en la comunión y en la misión de la Iglesia. Entre los puntos sobresalientes están:

- la doctrina de la Iglesia como comunión y pueblo de Dios jerárquicamente estructurada;

- la igualdad fundamental de todos sus miembros;

- la coresponsabilidad de éstos en la misión de la Iglesia;

- el sacerdocio universal de los fieles y la participación de todos los bautizados en el sacerdocio de cristo y en su triple función profética, sacerdotal y regia (cfr. 2Pe 2,9; Ap. 1,6);

- la realidad de los carismas que el Espíritu distribuye a todos los miembros de la comunidad eclesial;

- la responsabilidad de la Iglesia y del cristiano frente a los problemas actuales de la humanidad a nivel local y mundial.

Particularizando, es oportuno que nosotros, frailes de la Primera Orden y de la TOR, sepamos que la Iglesia son también los franciscanos seglares, y abandonemos ciertas actitudes más o menos de casta y de paternalismo. Hay que tratar de realizar, a semejanza del binomio: sacerdote–laico en la Iglesia, el trinomio: frailes–monjas–seglares franciscanos en la Familia Franciscana.

Si los religiosos franciscanos realizamos una verdadera asociación en la búsqueda de la fe y en la misión con los franciscanos seglares, reconoceremos muy bien que por su mismo sacerdocio nace la alegría misteriosa de una plenitud que dilata el corazón. Es la experiencia vivida de San Juan Crisóstomo y condensada en estas palabras: los seglares son “el pléroma sacerdotal del obispo” .

HACIA UNA MAYOR CONCIENCIA ECLESIAL

Los franciscanos seglares, como el laicado en general, ha desarrollado en la Iglesia y en la Familia Franciscana un papel puramente pasivo: eran la grey que apacentar, instruir y santificar.

La contraposición entre frailes y seglares franciscanos llegó a ser semejante a la que se daba entre jerarquía y laicado, de tal manera que hablar de Iglesia era hablar del clero, identificándola con éste; la vida de la OFS se identificaba con la “palabra del Padre Director”. La asistencia que piden hoy la Regla y las Constituciones de la OFS debe colaborar, parafraseando a Pío XII, a la construcción, en los franciscanos seglares “de una conciencia cada vez más precisa, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser Iglesia” , es decir, no sólo de pertenecer a la Orden Franciscana Seglar, sino de ser Orden Franciscana Seglar.

El Vaticano II ha intentado enderezar las ideas de la eclesiología del laicado, que ha de ser plataforma para robustecer el laicado franciscano. Éste, como el laicado en general, forma parte del pueblo de Dios y ejerce también una función sacerdotal: “Cristo Señor, Pontífice tomado de entre los hombres, hizo del nuevo pueblo, un reino de sacerdotes para Dios, su Padre” . Ya no pertenecen al mundo, no son profanos, sino consagrados y partícipes de la muerte y resurrección de Jesús.

El seglar franciscano no sólo participa del profetismo, sacrdocio y realiza de Cristo como cualquier bautizado , sino que vive en realidad con una gracia especial de inserción en el mundo, que le otorga una “función específica y absolutamente necesaria en la misión de la Iglesia” . Los laicos, los laicos franciscanos, “guiados por el espíritu evangélico, contribuyen a la santificación del mundo como desde dentro, a modo de fermento” .

Desde esta perspectiva de la Iglesia comunión, noción eclesiológica fundamental del Vaticano II y de los Sínodos extraordinarios de 1969 y 1985, debe estimularnos a vivir mucho más intensamente los elementos comunes de la Familia Franciscana: llamada, seguimiento, misión, reciprocidad vital, corresponsabilidad...

MISIÓN DE LA O.F.S.

Hasta hace poco, el seglar franciscano, como el laico en la Iglesia, era considerado un sujeto pasivo. Hoy, en la mayoría de los casos, es un sujeto activo y responsable. Es un cristiano que inicia su vida con el misterio del Verbo encarnado, el cual convoca y otorga la misma misión a todo el Pueblo de Dios con la triple función profética, litúrgica y real .

El seglar franciscano es el miembro de la Orden Franciscana Seglar que es convocado e “impulsado por el Espíritu a alcanzar la perfección de la caridad en su estado seglar, se compromete con la Profesión a vivir el Evangelio a la manera de San Francisco”, haciéndolo presente “en la vida y en la misión de la Iglesia” . Los franciscanos seglares, aunque distintos a las religiosas y a los religiosos franciscanos, son expresión, en formas y maneras diversas, del mismo y único carisma franciscano, del que nace una misma dignidad, una misma vocación y una misma misión. “En maneras y formas diversas, pero en recíproca comunión vital, todos ellos se proponen hacer presente el carisma del común Seráfico Padre, en la vida y en la misión de la Iglesia” .

TODOS MISIONEROS

La misión de los seglares franciscanos, es un deber y un derecho en el que se sienten implicados como todos los cristianos : “Llamados a colaborar en la construcción de la Iglesia como sacramento de salvación para todos los hombres” .

Todos, por el bautismo, estamos llamados a ser misioneros, también los seglares. Dice Juan Pablo II: “Los fieles laicos, precisamente por ser miembros de la Iglesia, tienen la vocación y misión de ser anunciadores del Evangelio: son abilitados y comprometidos en esta tarea por los sacramentos de la iniciación cristiana y por los dones del Espíritu Santo” . La Regla de la OFS anima a los franciscanos seglares a ser “testigos e instrumentos de su misión entre los hombres, anunciando a Cristo con la vida y con la palabra” . El Vaticano II indica que todos los laicos están llamados al apostolado, particularmente donde la Iglesia sólo a través de ellos “puede llegar a ser sal de la tierra” . Y la Evangelii nuntiandi subraya que su vocación específica la han de ejercer en medio del mundo y en las más diversas tareas temporales, y con su forma singular de evangelización .

LA MISIÓN NACE DE LA FORMA DE VIDA

La profesión, el proyecto de vida evangélica y franciscana, significa tomar en serio el bautismo y el Evangelio como código de vida. El ser franciscano seglar debe ser motivo de alegría y de júbilo, porque a través del testimonio de vida, uno es misionero. “Llamados a colaborar en la construcción de la Iglesia como sacramento de salvación para todos los hombres..., los franciscanos seglares anuncian a Cristo con la vida y la palabra. Su apostolado preferente es el testimonio personal en el ambiente en que viven y el servicio para la edificación del Reino de Dios en las realidades terrenas” . Pablo VI afirma que el “testimonio es ya proclamación silenciosa, pero muy fuerte y eficaz de la buena noticia” . El testimonio de vida de los franciscanos seglares “es la primera e insustituible forma de misión” , ya que viviendo la propia espiritualidad, se lleva, con la ética de las Bienaventuranzas, el sentido de Dios a una sociedad asentada en el indiferentismo relgioso; el espíritu de pobreza a una cultura consumista y edonista; el ejercicio de la caridad y de la paz a una sociedad violenta .

Siendo la fraternidad la característica de la Orden Franciscana Seglar, la dimensión fraterna debe ser el alma de la misión de los franciscanos seglares. La vida fraterna actuará “como levadura en el ambiente en el que viven” , y la misión será “dilatación de la fraternidad”. La fraternidad, por lo tanto, debe acompañar a sus miembros en las nuevas exigencias de la Iglesia y de la sociedad, y debe sentirse “comprometida en el apostolado de cada uno de sus miembros, estar al corriente y colaborar al menos con la oración, el consejo y el afecto fraterno” .

NUEVOS CAMPOS DE MISIÓN

El campo de misión de los franciscanos seglares es tan amplio como el que corresponde a los laicos en la Iglesia. La Regla de la OFS habla de manera genérica, pero al mismo tiempo concreto, de la construcción de un mundo más fraterno, de la promoción de la justicia, de la colaboración en la paz, del desarrollo de los valores de la familia, del trabajo, de la salvaguarda de la creación . Se pide al franciscano seglar ser testigo en la vida social: la cultura, la economía, la política, la paz, la salud; en las nuevas áreas culturales o areópagos modernos, en el mundo de las comunicaciónes; en el desarrollo y liberación de los pueblos, en la defensa de los derechos de las minorías, en la promoción de la mujer y del niño... Se les pide que asuman su capacidad específica para renovar el orden temporal, y que no se sientan cristianos resignados, sino ciudadanos activos, invitados a superar y construir una ciudad imperfecta por una menos imperfecta. Colaboren, pues, por “una civilización en la que la dignidad de la persona humana, la corresponsabilidad y el amor sean realidades vivas” .

UNA MISIÓN INTEGRAL

La eclesiología de los laicos promueve la convergencia de las competencias de sacerdotes, religiosos y laicos en un único proyecto de misión. Se llama “misión integral”, y va más allá de la predicación y los sacramentos. Abraza las culturas, las instituciones, las estructuras socio-políticas y económicas, es decir, el mundo perteneciente a los seglares. Todo esto requiere reconocimiento (formación) y conversión por nuestra parte, ya que a ellos “corresponde iluminar y ordenar las realidades temporales, de tal modo que sin cesar se realicen y progresen conforme a Cristo” . La colaboración con los seglares en la misión debe superar en nosotros algunas estructuras, el reconocimiento de la madurez de los seglares y la necesidad de una buena formación en enosotros y en ellos para realizar una sincera y fructífera colaboración.

Sólo una buena formación y conocimiento de la OFS por nuestra parte, colaborará a que crezca en nosotros la confianza en los franciscanos seglares. Podemos hacer nuestras las palabras de la Lumen gentium que pide a los obispos que confíen en los seglares: “reconozcan y promuevan la dignidad y responsabilidad de los laicos en la Iglesia. Recurran gustosamente a su prudente consejo, encomiéndenles con confianza cargos en servicio de la Iglesia y denles libertad y oportunidad de actuar; más aún, anímenles incluso a emprender obras por propia iniciativa” . La reciprocidad vital que anima a los miembros de la OFS y a los de la Primera Orden y de la TOR, hace de la “misión integral” un signo de comunión y colaboración que se pide alargar desde la misión en la Iglesia local a la misión “ad gentes”. Para la Familia Franciscana no sería más que prolongar la experiencia histórica de nuestra vida, “comenzando un nuevo capítulo, rico de esperanzas, en la historia de las relaciones entre los religiosos de la primera Orden y de la TOR y los franciscanos seglares” .

LA HISTORIA DE LOS FRANCISCANOS SEGLARES

El incluir la historia de la OFS en nuestros programas nos invita a bucear un poco en la historia del laicado en la Iglesia, del que la OFS forma parte. Sólo por el número de los que forman el laicado en la Iglesia y por el número de los franciscanos seglares que integran la Familia Franciscana, el dar espacio a su historia en los programas de nuestra formación sería recuperar espacios inmensos y, muchas veces, olvidados de una vida de la que formamos parte. La historia de la OFS también nos otorga la oportunidad de reconocer la importancia otorgada por Francisco y su Orden de los Hermanos Menores a los franciscanos seglares, “penitentes” o “Tercera Orden”.

Francisco de Asís que fue un penitente, no un monje, ni sacerdote, fue capaz de crear todo un movimiento, una “Fraternidad” que alarga a los seglares. Todos los miembros del movimiento: frailes, monjas y seglares tienen en común un mismo carisma, aunque el modo de vivirlo y de testimoniarlo sea diverso. Tienen en común el Evangelio como forma de vida, el anuncio del Evangelio por medio del testimonio de la vida (la misión), la vida en fraternidad, el trabajo manual, la oración, la comunión con la Iglesia...

La confianza de Francisco en el laicado de su tiempo se manifiesta, de manera espcial, en la oferta que les hace del Evangelio como forma de vida, remarcando así que éste no es exclusivo de monjes, religiosos o sacerdotes. Los seglares no deben dejar ni la familia ni el mundo. Es aquí donde deben vivir el Evangelio. “Todos los del pueblo, hombres y mujeres, querían irse tras él movidos de devoción, abandonando el pueblo. Pero San Francisco no se lo consintió, sino que les dijo: “No tengáis prisa, no os vayáis de aquí; ya os indicaré lo que debéis hacer para la salvación de vuestras almas. Entonces le vino la idea de fundar la Orden Tercera para la salvación universal de todos” . Todo esto concuerda con cuanto nos ha transmitido Tomás de Celano: “A todos daba una norma de vida y señalaba con acierto el camino de salvación según el estado de cada uno” . En el proyecto de vida que les dio ya en la primera redacción de la Carta a todos los fieles, aparecen claros los valores que deben vivir: el Evangelio y el testimonio de vida en su estado laical.

La acción de Francisco y de los franciscanos desarrolló de tal manera la presencia seglar responsable en la Iglesia y en la sociedad de los primeros años del siglo XIII, que el IV Concilio de Letrán (1215) será testigo de esta revolución evangélica que se llevaba adelante.

La historia de la OFS nos permite contemplar momentos de gran renovación social y eclesial, mientras que otros, incluso aumentado el número de sus miembros, quedan reducidos al aparato formal y la devoción.

Actualmente nos encontramos en una coyuntura excepcional de la vida de la OFS, impulsada por la nueva Regla (1978) y las nuevas Constituciones Generales (2000), para que el seglar franciscano, tomando las palabras que H.J. Schultz usa para definir el apostolado de los seglares, haga “presente la Iglesia en el mundo y el mundo en la Iglesia” . Una ocasión propicia para poner nuestra confianza en la madurez de los franciscanos seglares, en su misión de impregnar de “espíritu evangélico” las realidades humanas , como la tenía León XIII, cuando les dice lleno de esperanza: “es necesario que los terciarios sin tardanza se dediquen a obras de resurrección social y produzcan en la institución franciscana los frutos maravillosos que ésta encierra en su esencia y que la han hecho tan importante en la historia” .

La historia de la Orden Franciscana Seglar tiene una vida de ocho siglos que no puede estudiarse, ni entenderse, ni comprenderse sin su conexión vital con la de los frailes; y la de éstos, tampoco es posible comprenderla plenamente, si no es haciendo camino con la de los franciscanos seglares. De ahí el vacio que hay en el estudio de diversas parcelas del franciscanismo, y que urge sean integradas por todos los componentes del movimiento carismático de Francisco de Asís, también por la OFS.

ESPIRITUALIDAD DE LA O.F.S.

La espiritualidad de los franciscanos seglares, es otro espacio que debe tener cabida en los planes de formación y estudio de la Primera Orden y de la TOR. Su carisma y misión se viven dentro de las categorías propias de la “espiritualidad de la OFS”. Aunque la santidad es idéntica en su esencia, no lo es en cuanto a la intensiad y la forma. Francisco de Asís lo reconoce al presentar el gran abanico de posibilidades: vida consagrada, vida familiar, vida social..., creyendo verdaderamente en la santificación en el propio estado y a través del propio estado, que ratifica, siglos después, el Concilio Vaticano II .

El espacio del laicado francscano no es la sacristía, ni el eremitorio, ni la iglesia-templo... -lo que no se excluyente-, sino el mundo. Aquí es donde ellos, ejerciendo los deberes cotiadianos: familia, trabajo, sociedad, política, economía..., se compenetran más y más con Cristo. Por lo tanto, no sólo los breves tiempos de oración, sino todas las actividades seculares se convierten para los seglares en un medio de santificación personal y de consagración de las cosas. De tal manera que todas las actividades y ocupaciones, hasta las más profanas y terrestres, pueden convertirse en espacio de misión y de servicio de la caridad.

LA SECULARIDAD

La secularidad es índole propia y peculiar del seglar franciscano. Las Constituciones generales de la OFS dicen que sus miembros “se comprometen con la Profesión a vivir el Evangelio a la manera de San Francisco, en su estado seglar” . Y continúan: “La índole secular caracteriza la espiritualidad y la vida apostólica de quienes pertenecen a la OFS” .

El Concilio Vaticano II ha creído en el Espíritu y ha declarado el valor de la secularidad: “Viven en el siglo, es decir, en todos y en cada uno de los deberes y ocupaciones del mundo, y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con la que su existencia está como entretejida” . Esta espiritualidad secular que complementa el carisma de Francisco manifestado en los religiosos y religiosas, debe ser asumida por los propios seglares y comprendida y respetada por los demás miembros de la Familia Franciscana, en especial por los Asistentes espirituales, porque sólo así, como seglares, se empeñan “en la construcción del Reino de Dios dentro de las realidades y actividades temporales”, viviendo “como una realidad indivisible su pertenencia a la Iglesia y a la sociedad” .

Las características de esta espiritualidad de la OFS las podemos sintetizar en

- la secularidad: inserción plena “en el corazón del mundo”;

- ser fermento evangélico con el espíritu de las Benaventuranzas;

- asumir la responsabilidad específica que se deriva de la peculiar participación en el profetismo, sacerdocio y realeza de Cristo;

- vivir y obrar en comunión eclesial, como miembros peculiares del Pueblo de Dios y partícipes “en la misión de la Iglesia”.

El respeto y el aprecio por la espiritualidad seglar y franciscana de la OFS, así como su misión en las “comunes condiciones del siglo”, les ayudará a ellos a crecer en su identidad de franciscanos saglares, y a los demás miembros de la familia Franciscana en su propia identidad y en la conciencia de vivir un carisma compartido y complementario.

CONCLUSIÓN

Me parece importante subrayar de nuevo la necesidad de formación e información sobre la OFS, tanto en los Centros de formación inicial de la Primera Orden y de la TOR como en la formación permanente. Reitero los dos motivos que he expuesto precedentemente y que nos exigen esta formación: primero, para conocer esta parte del carisma de Francisco que lo complementa, y, en cierto sentido, nos complementa desde su vertiente laical; y, en segundo lugar, porque sólo conociendo la OFS se la amará, amándola se la querrá y queriéndola se la asistirá y acompañará con cariño. Sólo lo podremos hacer, valorando muy mucho la eclesiología del laicado en la Iglesia, de la que forma parte la OFS; respetando y corresponsabilizándonos de la misión de los franciscanos seglares en la Iglesia y en la sociedad; y profundizando y estimando la espiritualidad seglar franciscana y su vida e historia, a través de sus ocho siglos de existencia.

2 comentarios:

  1. La OFS. ES Una Comunidad por aparte?Quiero decir .Se desprende de La OFM? Dónde aeropuerto encuentran .Qué hacemos?
    Gracias

    Quiero saber de ella.

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